LE CORBUSIER , Charles-Édouard JEANNERET, conocido como (1887.1965)

Carta autógrafa firmada a Albert Laprade.

Cuatro páginas en-8°. 30 de marzo de 1940.

 

“En lo que a mí respecta personalmente, estoy dispuesto a admitir los elogios. »

Bellísima carta de Le Corbusier defendiendo con un vigor teñido de importancia personal los altos principios de la Arquitectura.

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“Estimado señor Laprade: Su alumno Gaubert vino a presentarme el texto del folleto que piensa publicar sobre arquitectura. Me tomé la molestia de leerlo íntegramente y le dije que aceptaba plenamente el principio de exponer las difíciles cuestiones técnicas que tratamos, de una manera juvenil, "joven", capaz tal vez de hacer comprender a los mayores el apoyo y el entusiasmo de jóvenes para la construcción de un mundo nuevo. Le hice observaciones muy precisas y solemnes sobre la ligereza con la que (aparte de su presentación juvenil) aborda la realidad de los problemas mismos: error fundamental en el urbanismo , frivolidad de sus análisis de los sistemas constructivos practicados por valiosos colegas, etc.


El señor Hermant de Architecture d'Aujourd'hui, a quien Gaubert propuso su manuscrito, vino a buscarme y me expresó su preocupación al ver cuestiones tan graves expuestas tan a la ligera a la opinión pública. Pude ver que Gaubert se había contentado con pequeñas modificaciones en su manuscrito, demostrando así su absoluta falta de escrúpulos, su inconsciencia en la realidad. Gaubert planea hacer un trampolín a partir del trabajo de otros. En lo que a mí respecta personalmente, estoy dispuesto a admitir los elogios (esto es un cambio respecto a las peleas a gritos), pero que son simplemente la consecuencia de una presentación hecha con seriedad y escrupulosidad. Gaubert me parece singularmente falto de modestia y escrúpulos. Su obra no será útil a la causa, pero sí perjudicial, en el estado de imprecisiones en que admite haberla dejado. Como se refiere a su gran amistad, y como mis consejos quedaron en letra muerta, y como al final considero peligrosa su amabilidad hacia mí, pensé en pedirle que le aconsejara que pensara mejor y tomara medidas para que sus responsabilidades no sean sólo hacia sí mismo, sino hacia el esfuerzo leal e incansable de todos aquellos tantos que han aportado a la arquitectura durante 40 años lo más puro de sí mismos. Estoy seguro de que me comprenderá y le pido que crea, querido señor Laprade, en mis mejores sentimientos. Le Corbusier. »

 

 

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