Pablo ELUARD (1895.1952)
Manuscrito autógrafo.
Dos hojas en cuarto numeradas 13 y 16 en la esquina.
Snd [1946]
Pruebas conmovedoras de la obra del poeta que enriquecen, en tinta azul, los versos de su colección Poesía ininterrumpida publicada en 1946. Éluard dedicó “ estas páginas a quienes las leerán mal y a quienes no les gustarán. »
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El lecho estándar de la derrota
Vidrio vacío que se desvanece con luz
La palabra espejo donde la belleza pide pan
Bonito ruiseñor en la noche
Abre las heridas del insomnio
Deja que el bosque sea tu pelusa
La palabra lleva un grito de agonía.
Cálculo de escape podrido
La ola de la que ya no escapamos
La sangre de un hombre se derrama
en menos de una hora para siempre.
La sangre de un hombre es horrible.
La sangre de un hombre responde que no.
Cualquier pregunta cuando muera.
La palabra trampolín brota de las entrañas de la víbora.
Estatua del Monstruo de la Indiferencia
Hoja arrancada de la campana
Panorama todo se reduce a lo más pequeño
La palabra fachada crepúsculo
Pavimento siguiendo el orden establecido
Aguilucho tembloroso hijo del vértigo
Y los tejados están cubiertos de nieve.
O graznear como tumbas
Manos felices han traicionado
no encontraron nada bueno
En la naturaleza ni en el hombre
Diez dedos son muy pocos para entender
Pozo macizo de piedra insensible
Donde el esqueleto bebe su sombra
Pico de ciempiés estacionario
Labios las alas de un molino
Que se vuelve contra los deseos
Favorece cadenas alrededor de las piernas.
La palabra polen como saliva.
Como un palacio arrojado al suelo
Reloj de tormenta roto
Perlas duras secándose a pie
Fuego comercializable de virtudes.
Todos los ojos en su sucio óxido
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Una flecha florece
Desde el arco del lecho del cansancio
Contra la muerte la vieja historia.
Cuya gloria se ha desvanecido
La garra aprieta el frágil oro
Del claro espejismo de su presa
La vid abraza a la multitud
El oído fertiliza el relámpago.
La miel retuerce un manojo de agujas.
Quien cose la dulzura de la vida
La perla muerta se parte
En mil perlas fuegos fértiles
La perla habla a través del brillo de su franqueza
¿Cuándo solo tendré que fundirme en la mía?
Luces de minutos luces de isla
A lo largo de un viaje inmóvil
De un gran viaje donde nadie está solo
Donde nadie tenga miedo del prójimo
Caminos que sigo al paso de los mejores hombres.
Caminos que llego más lejos de lo que esperaba.
Siempre necesité un solo ser para vivir
para exaltar a otros
Pierre no soy de madera
Mi carne está hirviendo y viva
Nuestras manos son llevadas a bailar
Por las alas y el canto de los pájaros.
La mesa gobierna la escritura.
La nota final da en el clavo
La mesa gobierna la cosecha
Como nuestros labios placer
La marea sube como el árbol
Como si nuestros ojos se extendieran
La vela da un gran paso
Luego se infla para todos los vientos.
Una vela se va y vuelve al mar
Disminuye ante mi vista y crece en la escala.
El hombre navega y vuela, desenreda la distancia
Se escapa de su peso, se escapa de la tierra.
Puedo vivir entre cuatro paredes
Sin olvidar nada afuera
Casa del antiguo núcleo de una fruta gigante.
Abro la puerta que deja a los sabios y a los tontos.
Cada uno más hermoso que el otro.
Todos por delante de la mañana