Benjamín PERET (1889.1959)
Manuscrito autógrafo firmado.
Dos páginas en-8°.
México. 5 de diciembre de 1944.
Bello manuscrito de su poema surrealista publicado en Feu Central en 1947.
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VIENTO DEL NORTE
A medianoche a orillas de los ríos bituminosos
vi la sombra de un sol de madera silbando una melodía de una cantera enderezada
mientras cojeaba
a la derecha de su locomotora que salía de la estación
y a la izquierda de su pesquero que regresaba vacío al puerto
que seguí. ella a través de las culturas de los adverbios volvió al estado salvaje
tropezando con monumentos erigidos en memoria de las cajas de dulces
que guiñaban como putas
A veces tirantes con traje de obispo o platos con sopa
Temblando todo temblor
me detuvo con una pregunta relativa al destino del hombre moderno.
Le respondí con una sonrisa y con un movimiento de sierra
me mordí la lengua para iluminar mi camino
y reanudé la persecución en medio de conversaciones en alemán
que salían de los granos de arena donde se podía adivinar la eclosión
Inmortales
Cerebros petrificados y apenas respirando aire.
cargados de musgo
hasta los acantilados de bocas delicadamente pintadas en beso
la sombra temblorosa de la dama de bastos rodada por
las olas de la luna perdida entre las nubes
de las que emergió sus dos brazos hechos de cables de telégrafo
poblado de golondrinas
que representaban una escena de La Dama de las Camelias
con su cuerpo de sabana que un fuego cierra en el horizonte
me llevaban a saltos cualitativos de una yarda cada uno
mil con el hacha de mi cabeza
a veces hechos de harina
donde se deslizaban cisnes sin cabeza
llevando un paraguas abierto,
a veces velos de viuda por donde caminaban los nautilos
, asustados por los ruidos de las puertas al cerrarse
durante toda la noche, en corrientes de aire apenas pubescentes,
A las playas donde los farmacéuticos forman colas tan largas como un
bola que no gira
analiza un mar preñado de una camiseta bordada de orongs vinosos
hinchados hasta estallar de entusiasmo
por la sombra de la dama de bastos
apenas visible
en los siete soles que hacían sonar la hora del desayuno
abriendo su corola a su propia luz
alejándose en la brisa que se escapaba de los castaños en flor
que paseaban alrededor de un sacacorchos.
México. 5 de diciembre de 1944.
Benjamín Peret