François-René de CHATEAUBRIAND (1768.1848)

Carta autógrafa firmada a Eugène François d'Arnauld, barón de Vitrolles.

Tres páginas en-12°. Corrosión de la tinta en la primera hoja.

[París] 4 de enero de 1823. Fragilidad en los pliegues.

 

“Ustedes saben cuánto respeto la independencia de opiniones, por eso no pretendo entrar en la discusión de un principio o una doctrina con ustedes. »

Recién nombrado Ministro del Interior, Chateaubriand pide a su amigo algunas explicaciones sobre los artículos incriminatorios publicados en la prensa realista. Adjuntamos el borrador de respuesta del barón de Vitrolles negando cualquier vínculo con esta empresa y proclamando su amistad con Chateaubriand.

 

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“¿ Perdonará usted, señor barón, la solicitud de una vieja amistad? Tengo motivos particulares para querer saber rápidamente si usted sería el autor de algunos artículos insertados en la bandera blanca y en el diario. Sabéis cuánto respeto la independencia de opiniones, por eso no pretendo entrar en la discusión de un principio o de una doctrina con vosotros ; Sólo me tomo la libertad de pedirle que me ilumine sobre un hecho. No tengo otro interés en atreverme a formularle una pregunta que puede parecerle indiscreta que el de contribuir, en la medida de lo posible, a reparar una injusticia de la que nunca he dejado de quejarme. Le ruego acepte, señor Barón, la seguridad de una devoción que usted conoce y mis más entusiastas felicitaciones. Chateaubriand. »

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Barón de Vitrolles (1774.1854) – Borrador autógrafo firmado en Chateaubriand. (Dos páginas en-4°). París. 4 de enero de 1823.

Estoy muy conmovido, señor vizconde, por la noble franqueza con la que tiene la amabilidad de interrogarme sobre un hecho que parece haberme sido atribuido de manera bastante odiosa ; y concedo aún más valor a esta actitud que le dictó la buena y antigua amistad que a las intenciones benévolas que la motivan. No, señor vizconde, como caballero, no escribí ningún artículo que estuviera o que debería haber sido insertado en el Drapeau blanc , no tuve ninguna relación con los editores de este periódico, excepto un acercamiento por su parte para pedirme indicaciones generales, que he  rechazado hasta este momento.

No he enviado ningún artículo a La Quotidienne , pero unas relaciones muy habituales con el señor Michaud, que datan de la cámara de 1815, me han dado la oportunidad, sobre todo en las últimas dos semanas, de discutir con él las opiniones realistas que yo encontrados en las provincias y sobre el interés de apoyarlos en su periódico y reconocí en algunos artículos que allí se insertaban pensamientos y hasta frases que serían los míos. Esta es toda la verdad.

Quisiera añadir sólo una palabra: entiendo que sería muy conveniente echarme hoy para explicar el comportamiento que se ha mostrado conmigo desde hace un año; pero las faltas de hoy, aunque las tuviera, poco servirían para excusar el olvido, el desprecio y el rechazo de aquellos a quienes tenía derecho a contar como amigos íntimos en el ministerio. […] Usted es el primero, señor vizconde, que me habló en un idioma que puedo entender. Mi gratitud no se hará esperar hasta que su noble enfoque tenga éxito. Los sentimientos que me ataron en la mala fortuna te seguirán con mis deseos en aquello a lo que estás llamado …”

 

 

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